A S T R O B I O G R A F I A S
Omar Khayyam.
El hombre que cambio la forma de medir el tiempo.
(18 de mayo de 1048 – 04 de diciembre de 1131)
Por Alberto López Herrero.
Periodista español.
Compendiado por Jesús Guerrero, ALDA.
Omar Khayyan
fue un gran matemático persa, astrónomo, filósofo y poeta, que nos dejó la
actualización del calendario zoroástrico y una extensa colección de
poemas escritos en cuartetos, los cuales son conocidos como Rubaiyat.
Nacido en la ciudad de Nishapur (actual Irán) el 18 de mayo del año 1048,
su nombre fue Omar ibn Ibrahimal-Khayyami, el cual cambió a Khayyam
al dar a conocer sus poemas (en árabe significa fabricante de tiendas).
La provincia donde vivió Omar Khayyam fue un lugar próspero con muchas
tierras fértiles, que estaba situado en la ruta de comercio entre China y el
Mediterráneo lo que permitió vivir en un lugar que estaba abierto al mundo, al
que llegaban comerciantes que provenían de muchas partes de la tierra y que
además de traer mercancías intercambiaban ideas, formas de ver la vida y
compartían su cultura, eso le permitió a Khayyam tener una mente abierta
y un conocimiento muy amplio de muchas materias.
Sus dones fueron reconocidos por sus primeros tutores, quienes lo enviaron a
estudiar con el Imam Muwaffaq Nishaburi, el mayor maestro de la región de
Khorasan. Khayyam también fue enseñado por el matemático converso de
Zoroastro, Abu Hassan Bahmanyar bin Marzban.
Después de estudiar ciencia, filosofía, matemáticas y astronomía en Nishapur,
hacia el año 1068 viajó a la provincia de Bukhara, donde frecuentó la famosa
biblioteca del Arca. Hacia 1070 se trasladó a Samarcanda., donde comenzó a
componer su famoso tratado de álgebra bajo el patrocinio de Abu Tahir
Abd al-Rahman,
el gobernador y juez principal de la ciudad.
Gracias a la traducción de sus versos en cuartetas, Rubaiyat, que hizo
Edward Fitzgerald a mediados del siglo XIX comenzó a ser conocido como poeta
en Europa y América.
Antes de dedicarse a la literatura su vida se centraba en la astronomía y las
matemáticas y durante muchos años investigó y realizó numerosos descubrimientos.
Es en éstas disciplinas donde más nos sorprende. Por ejemplo en matemáticas hay
un término que utilizamos para despejar ecuaciones que es la “x”, pues él la
llamó shay (cosa, algo), al pasarse a castellano se pronunciaría xay,
y fue de de ese sonido que derivó a nuestra actual “x”.
Otro ejemplo de destreza en matemáticas es que aunque no se demostraría hasta
más tarde, Omar Khayyam defendía que no se podían realizar ecuaciones de
tercer grado con regla y compás y habría que esperar a René Descartes en
el siglo XVII que demostraría la teoría de las ecuaciones de tercer grado. Fue
también pionero en el tema de las fracciones y de los binomios y nos dejó
numerosos tratados y estudios. Khayyam puede considerarse el precursor de
Descartes en la invención de la geometría analítica.
Como matemático, es más notable por su trabajo en la clasificación y solución de
ecuaciones cúbicas, donde proporcionó soluciones geométricas por la intersección
de cónicas.
En su libro Comentarios sobre los difíciles postulados del libro de Euclides
(concluido en 1077), Khayyam hizo una contribución a la geometría no
euclidiana, aunque esta no era su intención. Al tratar de probar el postulado de
los paralelos, probó accidentalmente las propiedades de las figuras en
geometrías no euclidianas. Ahora se sabe que sus hipótesis de los ángulos agudo,
obtuso y recto conducen respectivamente a la geometría hiperbólica no euclidiana
de Gauss-Bolyai-Lobachevsky, a la de la geometría Riemanniana.
Khayyam
también dio importantes resultados sobre las proporciones en este libro,
ampliando el trabajo de Euclides para incluir la multiplicación de las
proporciones. La importancia de la contribución de Khayyam es que examinó
tanto la definición de Euclides de igualdad de proporciones (que fue la
primera propuesta por Eudoxio) como la definición de igualdad de
proporciones propuesta por matemáticos islámicos anteriores como al-Mahani
que se basó en fracciones continuas. Khayyam demostró que las dos
definiciones eran equivalentes. También planteó la cuestión de si una razón
puede considerarse un número, pero deja la cuestión sin respuesta.
En 1074 fue invitado por el gran visir Nizam al-Mulk a encontrarse con el
sultán Malik-Shah en la ciudad de Marv. Recibió el encargo de establecer
un observatorio en Isfahan y dirigir a un grupo de científicos en la
realización de observaciones astronómicas precisas destinadas a la revisión del
calendario persa. La empresa comenzó probablemente en 1076 y terminó en 1079
cuando Omar Khayyam y sus colegas concluyeron sus mediciones de la
duración del año, reportando 14 cifras significativas con asombrosa precisión.
Su cálculo fue mucho más preciso que él del calendario gregoriano, ya que
su calendario acumula un error de un día cada 5.000 años, en comparación con un
día cada 3.330 años en el calendario gregoriano. Su trabajo en Isfahán
cesó al morir su mentor y sufrir ataques de musulmanes ortodoxos.
En cuanto a la poesía se le atribuyen muchas obras (entre quinientas y mil) pero
lo más seguro es que unas doscientas sean realmente suyas. Sus poemas hablan de
las cosas buenas de la vida, del amor, de los placeres terrenales, del vino,
pero si uno ahonda un poco más, se encuentra con una profunda reflexión sobre la
existencia humana, sobre la religión, el Universo y la naturaleza y detrás de
todo ello una visión pesimista del mundo. Aprovechaba en sus escritos para hacer
una crítica a la sociedad del momento, a la religión y la educación. Utilizaba
estrofas formadas por cuatro versos dodecasílabos con un esquema de rima A-A-B-A
escritos en lengua farsí. Sus versos empleaban siempre un vocabulario ingenioso,
divertido y un tono sarcástico.
Omar Khayyan
falleció a la edad de 83 años en la ciudad de Nishapur, el mismo sitio en
donde nació, el 4 de diciembre de 1131.
Sin duda alguna Khayyam se adelantó al Renacimiento, fue un hombre
completo en todos los sentidos, con una amplia formación, pero sobre todo con un
gran interés por desvelar los misterios del mundo, por dar respuestas. Lo que
había dentro de él era un deseo de conocer el porqué de las cosas, pero sobre
todo una búsqueda del sentido de la vida. Sus palabras y sus versos nos hablan
del ser humano en todas sus dimensiones y desde lo más profundo de su ser. Lo
conocemos como poeta, pero su legado es tan inmenso que desde que somos pequeños
y cuando comenzamos nuestros estudios sus descubrimientos forman parte de
nuestro aprendizaje y nos acompañarán a lo largo de toda nuestra vida.
El cráter lunar Omar Khayyam fue nombrado en su honor en 1970, al igual
que el planeta menor 3095 Omarkhayyam descubierto por la astrónoma
soviética Lyudmila Zhuravlyova en 1980.
Referencias:
https://elpais.com/elpais/2019/05/18/ciencia/1558158560_459881.html
