A  S  T  R  O  B  I  O  G  R  A  F  I  A  S 


 

José Comas Solá
(1868 – 1937)

Por Editorial Hispania - Sopena

Tomado de su libro "Astronomía"

 

        Don José Comas Solá nació en Barcelona en el año 1868. Desde los primeros años de su vida mostró una gran predilección hacia los estudios científicos (a los dieciséis años ya publicó en el extranjero un trabajo astronómico), y así se matriculó en la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas de Barcelona, hasta obtener la licenciatura; desde entonces se dedicó de lleno a la Astronomía. Con un anteojo Bardou de 108 mm empezó, en 1890, sus observaciones de Marte, y como primer resultado de ellas confeccionó un mapa notabilísimo que presentó a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (en uno de cuyos salones se halla expuesto). Este mapa fue el primero que de Marte se trazó en España y en él puso Comas Solá de relieve el aspecto canaliforme de muchos de los detalles de este planeta, así como sus variaciones evidentes de tono y de contornos.

 

        Desde 1895 hasta 1897 fue astrónomo del Observatori Catalá de San Felíu de Guíxols (Gerona), y dos años después realizó un viaje de estudio a Italia y a Sicilia, visitando con este motivo sus principales observatorios y los volcanes Vesubio y Etna.

 

        En 1901 fue nombrado académico de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona; dentro de la Academia desarrolló desde entonces una labor infatigable, debiéndose a su iniciativa científica la fundación del Observatorio Fabra, cuya construcción e instalación dirigió desde 1902 hasta 1904, fecha en que fue nombrado director del mismo.

 

        Sus trabajos fueron enseguida apreciados en el extranjero, donde encontraron la mejor acogida, siendo publicados extensamente por las principales revistas de Astronomía y tomados en consideración y analizados por los más eminentes astrónomos, hasta que en 1995 la Sociedad Astronómica de Francia le otorgó el premio anual Janssen.

 

        Un año más tarde se trasladó nuevamente a Italia, llevando la representación de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, para estudiar la violenta erupción del Vesubio. En 1907 tomó parte en el Congreso Sismológico de La Haya y en esta misma época, con motivo de sus notabilísimos trabajos sobre el planeta Júpiter, la Sociedad Astronómica de México le nombró miembro honorario, confiriéndole un diploma de honor.

 

        En julio de 1909 visitó el área pleistosista del terremoto de Provenza (Francia), ocurrido en dicho año, y posteriormente visitó la notable región volcánica de la Auvernia y los principales observatorios de la nación vecina.

 

        En 1910 llevó a cabo el estudio de la distribución y caracteres de los manantiales termales de Cataluña. En 1911, con motivo de la fundación de la Sociedad Astronómica de España y América; a la cual colaboró con todos sus entusiasmos y energías, fue nombrado presidente de la misma, cargo que desempeñó desde entonces hasta su muerte, con verdadero amor, dirigiendo su Revista, donde publicó lo más escogido de sus trabajos y observaciones.

 

        En 1912, con motivo del eclipse de Sol visible en España, se trasladó a Barco de Valdeorras (provincia de Orense), comisionado por la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, obteniendo en dicha ocasión la fotografía espectral de la cromosfera solar por medio de un espectrógrafo cinematográfico. Finalmente, en 1914, le sorprendió la guerra mundial en Francia, cuando se dirigía al Observatorio de Meudon para efectuar una serie de estudios fotográficos de la Vía Láctea por medio del gran telescopio de un metro de diámetro de dicho observatorio, de acuerdo con E. A. Deslandres.

 

        Sus primeras observaciones del planeta Marte, desde 1890 hasta 1897, fueron publicadas por L'Astronomie, y están recopiladas en el tomo II de la obra La Planéte Mars, de Camilo Flammarion (1909). Las realizadas en 1899 fueron hechas con el ecuatorial de 22 cm del Observatorio de San Felíu de Guíxols (Gerona) y aparecen en la obra citada de Flammarion (págs. 470 a 475). Las de 1901 las efectuó con el ecuatorial Grubb de 6 pulgadas inglesas (obra citada, págs. 534 a 539). A continuación se inserta en la misma obra un trabajo de Comas Solá, en el cual se discuten los resultados obtenidos sobre los aspectos canaliformes, desarrollando su teoría propia sobre dicho asunto y sobre el de las geminaciones; estas ideas fueron confirmadas en 1909 y en años sucesivos.

 

        Sus observaciones de 1903 fueron efectuadas con el mismo ecuatorial Grubb empleado por él anteriormente. (Bulletin de la Société Astronomique de France, septiembre de 1903, págs. 385 a 387.)

 

        En 1905 empezó las observaciones de Marte con el ecuatorial Mailhat, de 38 cm., del Observatorio Fabra, de Barcelona, las cuales fueron publicadas en las Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes, de dicha ciudad, y en el Bulletin de la Société Astronomique de France. Asimismo lo fueron las de 1897, en las que descubrió la duplicación del Lago del Sol y en las que Fuente de Juventud le apareció con intensidad extraordinaria.

 

        Las de 1909, por la proximidad de Marte a la Tierra, por la potencia del instrumento empleado y por las hermosas noches de que Comas Solá disfrutó, fueron importantísimas, marcando una nueva etapa en los conocimientos de nuestro vecino planeta. Estas observaciones dieron motivo a una notable conferencia (diciembre de 1909) dada en la Real Academia de Ciencias y Artes, siendo publicadas, en síntesis, en los Comptes rendus de la Academia de Ciencias de París (6 de diciembre de 1909) y en las Astronomische Nachrichten. Algunos de sus resultados más importantes fueron la negación de la red geométrica de finos canales y la realidad de la constitución canaliforme de muchas regiones obscuras de Marte, así como el descubrimiento de penínsulas arqueadas, además de otras originales consideraciones morfológicas.

 

        Un resumen de todas las observaciones de Marte efectuadas por Comas Solá fue gráficamente expuesto en un globo que presentó a la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, cuya fotografía fue publicada en las Memorias de la misma. Posteriormente fue publicada una síntesis de sus estudios personales en una obra titulada "El Planeta Marte", así como en el tomo conmemorativo del 150 aniversario de la Academia citada. Sus trabajos posteriores sobre dicho planeta figuran en la Revista de la Sociedad Astronómica de España y América, así como en la publicación Urania de la misma Sociedad.

 

        Siguen a estas observaciones las realizadas en Júpiter, las cuales, como las anteriores, fueron iniciadas en 1890, refiriéndose al aspecto físico del planeta y, sobre todo, al cálculo del período de rotación de sus diferentes corrientes atmosféricas. En tal sentido, esta serie de observaciones fue la primera que se efectuó en España y de las más completas que se han publicado. En los primeros años fueron insertadas en L'Astronomie, de París. Más tarde aparecieron sucesivamente en una porción de números del Bulletin de la Société Astronomique de France, y en extenso, en diferentes notas comunicadas a la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, así como en las Astronomische Nachrichten, de Kiel, en el Britísh Astronomical Journal, etc.

 

        Debemos señalar, entre las más notables, la de la aparición, en 1901, de la Zona Gris de la interbanda templada austral, y la determinación de la rotación continuada de esta zona, en la que Comas Solá descubrió la influencia perturbadora de la mancha roja cada vez que pasaba aquella zona por debajo y por los lados de la mancha roja, así como las variaciones de la rotación de la mancha roja en tales circunstancias de yuxtaposición. Estos resultados, notabilísimos, fueron publicados en extenso también por la Academia de Ciencias de París (1908). Aparecen asimismo los resultados generales de estas observaciones en los Zenographical fragments, de Stanley Williams, en las Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, etc. Dichas observaciones constituyeron la base, por lo que se refiere a la parte teórica, de la obra La Planete Júpiter, de L. Libert.

 

        Resultado de estos trabajos fue el establecimiento de su teoría, apoyada en las marcas atmosféricas producidas por los satélites grandes de Júpiter y por otros pequeños satélites próximos e hipotéticos, para explicar las diferentes velocidades de las corrientes, teoría que se hizo extensiva a la corriente ecuatorial de Saturno y al exceso de rotación de las regiones ecuatoriales del Sol. Este trabajo se publicó por la Academia de Ciencias de Barcelona, y se insertó por entero también en las Astronomische Nachrichten. Hay que añadir a él otro trabajo extenso sobre la estructura flocular de los detalles del planeta gigante y el estudio de sus relaciones hipotéticas con los floculas solares.

 

        En cuanto a sus satélites, en 1891 observó Comas Solá una superposición parcial de sombras de los señalados con los números I y II, que fue publicada en L'Astronomie y dio origen a un trabajo posterior referente a las efemérides de dichos satélites por Oudemans, director del Observatorio de Utrecht.

 

        Más tarde observaba y determinaba, con el ecuatorial del Observatorio Fabra, el extraordinario achatamiento del satélite I, confirmando y completando las observaciones de Holden y de Schiaparelli. Su achatamiento resultó ser de 1/4. siendo alargado el satélite según su plano orbital, y descubriendo que el alargamiento no se dirige constantemente al centro de Júpiter.

 

        Sus observaciones del satélite III dieron por resultado la confirmación de la existencia de manchas blancas polares y de manchas obscuras en su disco, y la determinación del ángulo, con relación al plano de su órbita, de su eje de rotación, indicios que podrían hacer pensar en la existencia en dicho satélite de una tenue atmósfera.

 

        Refiriéndonos a Saturno, las observaciones de este planeta fueron continuadas por Comas Solá desde 1890 hasta 1937 con los mismos instrumentos indicados anteriormente. Entre los resultados más importantes citaremos su teoría de las variaciones luminosas del anillo en función de la diferencia de azímutes, con relación a su plano, del Sol y de la Tierra (Astronomische Nachrichten, núm. 3.772); el descubrimiento del período de rotación de la mancha blanca tropical de Barnard (1902), y sus observaciones de Titán, con el ecuatorial del Observatorio Fabra, que demostraron la existencia de atmósfera en este satélite (Astronomische Nachrichten, núm. 4.290).

 

        Mercurio fue también objeto de sus estudios, los cuales demostraron la existencia de extensas manchas obscuras y de un probable movimiento de rotación bastante rápido, aunque este extremo está aún hoy día sujeto a discusión. Además, en los Comptes rendus de la Academia de Ciencias de París se publicaron sus observaciones del paso de Mercurio delante del Sol en 1909.

 

        En cuanto a Venus, sus estudios más importantes se han referido a la determinación micrométrica de su diámetro aparente.

 

        Notabilísimos fueron asimismo los realizados desde 1890 sobre la fotosfera solar. Muchos tipos de protuberancias dibujadas y publicadas en sus trabajos fueron reproducidas en la obra sobre el Sol, del abate Moreux, titulada Le Probléme Solaire. Son también interesantes sus observaciones de protuberancias realizadas con el ecuatorial Grubb de seis pulgadas y un espectroscopio de tres prismas, comunicadas a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.

 

        Por lo que se refiere a eclipses totales de Sol, el de 1900 mereció su especialísima atención, a cuyo efecto se trasladó a Elche, realizando allí una instalación particular de instrumentos científicos y obteniendo fotografías notables de la corona y del espectro de la cromosfera por medio de la cámara prismática, trabajos que fueron publicados extensamente por las principales revistas astronómicas y científicas de Europa.

 

        El de 1905 lo observó en Vinaroz, llevando la representación del Observatorio Fabra. Bajo su dirección se procedió a la observación de los contactos, a fotografiar la corona y el espectro de la cromosfera por medio de la cámara prismática, primer ensayo en el mundo de aplicación del cinematógrafo a la cámara prismática para la fotografía del espectro relámpago y determinación de longitudes de onda.

 

        El eclipse total de 1912 fue observado por Comas Solá en Barco de Valdeorras, y en las páginas de la Revista de la Sociedad Astronómica de España y América aparecieron los resúmenes de sus trabajos.

 

        Los enjambres meteóricos fueron también objeto de sus estudios, y entre éstos figura el cálculo de los elementos de un radiante secundario de las Perseidas, elementos que resultaron ser iguales a los del cometa III de 1862, de conformidad con el enjambre principal, pero con una diferencia de inclinación de 85 grados. Este resultado, de notable valor científico por sus relaciones con el origen de tales enjambres, fue publicado en las Astronomische Nachrichten, de Kiel.

 

        Otro trabajo sobre el origen de las radiantes estacionarias, en el que supuso que los enjambres meteorices constituyen, dentro del sistema solar, superficies elipsoidales, fue publicado en las Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.

 

        Fueron también notables sus estudios sobre los pequeños planetas, los cuales dieron por resultado la determinación, por medio de la fotografía, de algunos centenares de posiciones, trabajo nuevo en España; el redescubrimiento del pequeño planeta perdido (193) Ambrosía y el descubrimiento de 11 nuevos pequeños planetas, designados con los nombres de Híspania, Alfonsina, Barcelona, Amelia, Pepita, Mercedes, Reginita, Gothlandia, 1927 AA, 1929 XA y 1929 WG. De entre ellos descuella, por sus notables características, especialmente por lo que se refiere a la inclinación del plano de su órbita, el denominado Barcelona.

 

        Comas Solá se distinguió también en el estudio de los cometas. En 1925 descubrió uno casi simultáneamente con el astrónomo Schain; un año más tarde descubrió su segundo cometa, de órbita elíptica y, por consiguiente, periódico, siendo de 8,54 años la duración de su revolución sidérea. El cometa Comas Solá ha sido observado varias veces en sus diferentes retornos, entre ellos en 1951, en que fue detectado por el Dr. Leland E. Cunningham desde el Observatorio de la Universidad de California, en Berkeley, un año antes de su paso por el perihelio. Dicho cometa figura en la lista de cometas de retorno regular.

 

        Aparte de estos dos descubrimientos, cabe citar sus trabajos de observación y excelentes fotografías de los cometas de Halley, Daniel, Brooks y Finsler, y del gran cometa de 1910, entre otros, fotografías que fueron publicadas en diversas revistas nacionales y extranjeras acompañadas de los resultados de sus investigaciones, especialmente por lo que hace referencia a las modificaciones que sobre sus núcleos ejercía la presión de la radiación solar.

 

        En Astronomía estelar realizó medidas micrométricas en más de 200 sistemas de estrellas dobles, descubriendo una estrella variable en la nebulosa de Orión y otra muy importante del tipo de las Cefeidas en la constelación de la Balanza, siendo también notables sus trabajos sobre espectros estelares de algunas novas.

 

        En 1915 se publicó su magnífico Álbum fotográfico de la Zona Eclíptica formado por 43 fotografías originales que comprenden prácticamente todo el Zodíaco, por ser de 15 grados el campo abarcado por ellas. Esta obra constituye un documento de inapreciable valor, siendo el primero que se publicó sobre dicha zona.

 

        Cabe hacer resaltar de modo especial su teoría emisivo-ondulatoria de la luz, cuyos principios fundamentales estableció hacia el año 1915 con manifiesta prioridad respecto a los investigadores de otros países y en cuya teoría se armonizan la de la emisión y la ondulatoria.

 

        Débese también a Comas Solá la aplicación de la visión estereoscópica al estudio de los movimientos propios de las estrellas mediante el empleo de un aparato de su invención que denominó estereogoniómetro. Este mismo método fue aplicado por Comas Solá al estudio de las corrientes estelares, a la determinación de paralajes de estrellas, de cúmulos globulares, de movimientos internos en las nebulosas espirales, etc.

 

        En el campo de la Sismología se le debe una estadística sismológica completa, resultado de sus observaciones efectuadas en el Observatorio Fabra desde 1907 y en una estación sismológica propia desde 1913, así como una porción de estudios y trabajos, entre los cuales haremos mención del Cálculo de la profundidad hipocentral de los terremotos, procedimiento ideado por Comas Solá para determinar esta profundidad valiéndose simplemente de los datos de un solo sismograma y eliminando así, por consiguiente, las inevitables discrepancias horarias que tanto influyen en los métodos del hodógrafo. Este notabilísimo trabajo, publicado por las Academias de Barcelona y París, fue extractado y discutido en el Bolletino della Societá Sismológica Italiana (1910).

 

        Además, refiriéndonos a la sismología regional, se le debe el primer estudio bajo el título Sismología de Cataluña (1910), otro estudio del terremoto olotino del 6 de abril de 1909, con el trazado de las líneas isosistas (por primera vez en España), así como la determinación geográfica de los epicentros sísmicos actuales de Cataluña, quedando así formado, por primera vez también, el mapa sísmico de nuestra región.

 

        Hasta aquí sus principales estudios de investigación; pero no se limitó a ellos la labor de Comas Solá, ya que fue prodigiosa la realizada en el campo de la divulgación científica, labor que empezó en 1893 con sus artículos sobre diversos temas de Astronomía y Filosofía científica publicados en el rotativo La Vanguardia de Barcelona, los cuales continuaron hasta su muerte en 1937, calculándose en más de mil los que vieron la luz en dicho periódico y en otras publicaciones de diferentes países. Numerosísimas fueron también sus conferencias en Ateneos, Academias y Centros de cultura, sin contar las sesiones íntimas en su observatorio particular «Urania», ni las disertaciones de carácter científico en el Observatorio Fabra, donde desfilaron ante él en las numerosísimas visitas organizadas para la realización de observaciones astronómicas, más de 50.000 personas.

 

        Comas Solá se sentía irresistiblemente atraído por todas las manifestaciones científicas y progresivas, y tomó parte activa en la Asociación que se fundó en Barcelona para propulsar los primeros ensayos de vuelo practicados en Cataluña.

 

        Entre las muchas recompensas que obtuvo, figuran: premio Janssen de la Sociedad Astronómica de Francia; premio de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona; dos medallas de la Sociedad Astronómica del Pacífico, con motivo de sus dos descubrimientos de cometas; nombramiento de socio de honor de la Sociedad de Física, de Francfort; miembro del Jurado de Astronomía, Geodesia y Óptica de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, miembro de la Academia Mediterránea, etc.

 

        Comas Solá dejó un caudal enorme de literatura científica: entre sus obras cabe citar: El Cielo, Astronomía, El cometa Halley, El espiritismo ante la Ciencia, Teoría elemental de sustentación de los aeroplanos. Ensayos de filosofía científica, Estadística histórico-sísmica de Cataluña, Geografía sismológica de Cataluña. Memorias de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, artículos y comunicaciones en los Comptes rendus, de la Academia de Ciencias de París, en Astronomische Nachrichten, en la revista Scientia, en los Boletines de la Sección Astronómica del Observatorio Fabra, en la revista de la Real Sociedad Astronómica de Londres.

 

        En 1911, al fundarse en Barcelona la Sociedad Astronómica de España, fue nombrado presidente de la misma, cargo que ostentó hasta su fallecimiento, ocurrido el 2 de diciembre de 1937. Durante su dirección, dicha Sociedad adquirió tan gran desarrollo que pronto tuvo que ser ampliada transformándose en Sociedad Astronómica de España y América. En 1921, organizada por la misma, tuvo lugar en Barcelona la 1 Exposición internacional de Astronomía celebrada en España a la cual concurrieron con sus trabajos, además de todos los observatorios astronómicos de España y de la América latina, importantes observatorios del extranjero, así como sociedades científicas de diversos países, entre ellas la Sociéte Astronomique de France y un buen número de casas constructoras de aparatos científicos. En 1929 celebró una notable exhibición de fotografías astronómicas en el recinto de la Exposición Universal de Barcelona.

 

        Pasamos en alto, en honor a la brevedad, un gran número de actividades científicas en las cuales Comas Solá intervino en forma directa, tales como el establecimiento de la Fiesta del Sol, que se celebró en Barcelona ininterrumpidamente durante cerca de 20 años, y terminamos este estudio sobre la personalidad del gran astrónomo español, mencionando su intensísima labor cultural y educadora que realizó incansablemente en conferencias, disertaciones, en emisiones radiofónicas, en reuniones de carácter íntimo en su propio observatorio de la "Villa Urania". Fue, a la par, un enamorado de los estudios astronómicos y de la difusión de los conocimientos adquiridos como resultado de sus propias observaciones. Ambos aspectos fueron expuestos por él mismo en las siguientes palabras que figuran en una de sus obras:

 

        "He dedicado mis esfuerzos al cultivo de la ciencia por dos principales motivos: en primer lugar, porque desde que abrí los ojos a la razón he deseado saber dónde me encuentro y tener conciencia de mí mismo; en segundo lugar, porque la contemplación e investigación científicas han sido para mí los puntos de convergencia de mis mayores goces".

 

        "La vulgarización científica para mí ha sido siempre un deber, pues la cultura entiendo que es la base de la dignificación y perfeccionamiento de nuestra alma".