A primera vista, muchas personas confunden las fotografías del planeta Mercurio con las de la Luna. La superficie tachonada de cráteres los relaciona inmediatamente con las imágenes conocidas, desde hace años, de nuestro satélite natural. Sólo el observador experimentado logra establecer rápidamente las diferencias: la ausencia de "grandes mares" en Mercurio (las grandes extensiones de polvo de color gris oscuro) son la clave para diferenciar ambos cuerpos del Sistema Solar.
Hasta el año 2007, la parte conocida de Mercurio constituía un mosaico de 550 fotografías (un 45% de la superficie total del planeta, gracias al trabajo de la sonda espacial Mariner 10, que arribó a las cercanías del planeta en 1974). El 14 de enero de 2008, la sonda MESSENGER realiza su primer sobrevuelo a Mercurio y el 06 de octubre del mismo año, el segundo sobrevuelo. Los seriados fotográficos permiten a los astrónomos conocer la totalidad de la superficie planetaria. Mercurio es un mundo intensamente bombardeado en las etapas iniciales del Sistema Solar, entre 4.000 y 4.600 millones de años.
En la superficie del planeta, los accidentes más importantes que se observan son: cráteres, llanuras (planitias), terrazas (dorsae), montañas (montes), valles y fracturas (rupes).
Para la asignación de los nombres de los accidentes más importantes de la superficie de Mercurio, la Unión Astronómica Internacional, IAU tomó la decisión de bautizar los cráteres con nombres de personajes de la cultura universal. De aquí que nos encontremos cráteres que tienen los nombres de Neruda, Beethoven, Chopin, Shakespeare, Goya, Tolstoi, entre otros. Las crestas o dorsaes llevan los nombres de astrónomos que se destacaron en el estudio de Mercurio. Las fracturas o rupes tienen los nombres de naves exploradoras y los valles, el nombre de pueblos abandonados en el pasado antiguo.
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En los cráteres, encontramos de tres tipos:
Los pequeños: menores de 10 km de diámetro, en donde existe una amplia gama, desde irreconocibles hasta muy pronunciados con bordes escarpados.
Los grandes: Los cuales pueden tener uno o dos picos en su centro. Algunos se encuentran muy degradados, con gran cantidad de material en su fondo, producto de procesos de erosión y fractura.
Los muy grandes: llamados también Cuencas. Tienen más de 200 km de diámetro y a menudo sus bordes se encuentran rodeados por anillos concéntricos.
Arcos en Caloris Planitia con 1.550 Km de diámetro |
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Entre los cráteres (cuencas) muy grandes destacan la Cuenca de Tolstoi, de 400 km de ancho y materiales de eyección hasta los 500 km desde su borde. La parte central de la misma se ha rellenado de materia lisa, aparentemente debido a la fusión de roca durante el impacto.

Cuenca Tolstoi y los cráteres Liszt y Rublev.
Este inmenso cráter se bautizó en honor la célebre poeta y escritor ruso León Tolstoi (1828-1910), y se localiza en el hemisferio sur del planeta en coordenadas 165° W, -15°. En la topografía mercuriana está secundado por los cráteres Rublev (en homenaje a Andrei Rublev (1360-1430) uno de los más grandes pintores medievales de Rusia) y Liszt (en honor a Franz Liszt (1811-1886) extraordinario compositor húngaro).
Un poco más al sur (-25°), pero más al este (125° W) se encuentra la Cuenca de Beethoven. Con 625 km de diámetro, posee un borde irregular y su centro se encuentra tachonado de cráteres. El mayor de estos cráteres (139 km de ancho) fue bautizado en honor a Andrés Bello (1781-1865) insigne literato venezolano, maestro del Libertador Simón Bolívar y participe de nuestra lucha independentista. Las coordenadas del cráter Bello son 120,18° W y -18,87° de latitud.

Cuenca de Beethoven y cráter Bello.
No podemos dejar de mencionar que en los accidentes de Mercurio también se incluye a un artista y arquitecto estadounidense, muy vinculado con Venezuela. se trata de Alejandro Calder (1898-1976). El cráter Calder es de mediano tamaño (24 km de diámetro) y se encuentra ubicado en el ecuador del planeta (3,5° latitud, 347,25° W). Calder estuvo vinculado en los trabajos de acústica realizados en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, en donde diseñó la Nubes de Calder, una especie de parabanes sonoros que hacen que este inmenso auditorium posea una de las mejores acústicas del mundo.
Un cráter curioso es el Rachmaninoff, bautizado en honor al compositor y pianista ruso (1873-1943). Con 305 km de diámetro, este cráter en doble. Su localización en Mercurio es 31° latitud y 306,5° W.
Cráter doble Rachmaninoff.
Entre las llanuras, similares a los "mares lunares", se encuentran dos tipos:
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Llanuras antiguas: llamadas también llanuras intercratéridas, de origen no volcánico. Estas llanuras son de característica ondulada y se piensa que constituyen la costra originaria del planeta.
Llanuras jóvenes: llamadas también llanuras lisas, las cuales se encuentran en los alrededores de los cráteres de impacto y su característica lobulada sustenta la tesis de origen volcánico.
Las terrazas y fracturas se encuentran asociadas a procesos de compresión del planeta. La orientación de muchas de las fracturas hacen inferir que el planeta se contrajo, después de su enfriamiento. Durante el proceso de compresión debe haber ocurrido un fenómeno de vulcanismo extensivo, que produjo un relleno de los accidentes antiguos en el planeta.
Las terrazas y fracturas llegan a alcanzar varios cientos de kilómetros de largo y hasta tres kilómetros de profundidad.
Rejuvenecimiento de la superficie de Mercurio, por procesos de vulcanismo. |
Estos "pliegues de compresión" o "surcos" usualmente cruzan las llanuras del planeta y los científicos planetarios han estimado que se produjeron debido a un proceso de enfriamiento de Mercurio que hizo que se contrajera entre 1 y 7 km su diámetro. El análisis de las imágenes aportadas por la sonda espacial MESSENGER ha permitido encontrar una buena cantidad de fracturas (escarpes o rupes). Hasta el arribo de la sonda MESSENGER se tenía que la fractura más pronunciada era la Discovery Rupes la cual se extiende por 412 Km.

Discovery Rupes. Mariner 10.
En la actualidad se han encontrado fracturas más grandes en la superficie de Mercurio. Entre ellas podemos mencionar Meteor Rupes (en homenaje al buque de exploración alemán que navegó el Atlántico Sur entre los años de 1925-1927) la cual se extiende por 990 km; Entertprise Rupes (823 km); Beagle Rupes (630 km); Paramour Rupes (616 km); Duyfken Rupes (518 km) y de Flor Rupes (485 km).
Análisis más detallado de las imágenes del MESSENGER ha permitido detectar terrazas o pliegues más pequeños, del orden de pocos kilómetros de largo y decenas de metros de altura. Los paleogeólogos han estimado una antigüedad de al menos 50 millones de años, por lo que sugieren que el planeta ha tenido una actividad geológica reciente.
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El
mapa de Mercurio elaborado con los datos del Mariner 10 se reproduce aquí.
El mismo se corresponde al elaborado por Antonin
Rukl, en su libro Astronomía guía del
aficionado.
Para
expandir la imagen, haz click sobre ella.
El mapa cartográfico global de Mercurio, publicado por la Unión Astronómica Internacional, IAU, puede ser obtenido en el enlace:
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Mapa topográfico global de Mercurio. Crédito: NASA.
En una
superficie llena de cráteres resalta

Cráter nuevo en Mercurio.
Así como hay cráteres muy jóvenes, también hay muy viejos. Estos se encuentran en proceso de "borrado" debido a la actividad volcánica en Mercurio. También, producto de esa actividad, se encuentra zonas de subducción en donde la superficie colapsa debido a la presencia de conductos de lava en su interior.

Izquierda: Señalado con flechas, proceso de borrado (relleno) de cráteres en Borealis Basin. El cráter más grande es Goethe de 340 km. Derecha: cráter Picasso con fenómeno de subducción (en forma de arco) en su interior.
El análisis de las imágenes del MESSENGER ha permitido encontrar varias decenas de depósitos de flujo piroclásticos en Mercurio, la gran mayoría situados dentro de los cráteres de impacto. El estudio del proceso de degradación de estos cráteres ha conducido a los astrónomos a concluir que el proceso de creación de estos flujos piroclásticos se extendió por bastante tiempo.
Desde el año 2001 se había considerado que los cráteres situados hacia los polos del planeta podían tener la posibilidad de contener hielo de agua, debido a que los mismos se encontraban "permanentemente a la sombra" y la temperatura en esos lugares no excedería los -51 °C. Observaciones realizadas con radiotelescopios desde la Tierra y análisis de la sonda MESSENGER, confirmaron este hallazgo.
Polo Norte de Mercurio. Los cráteres sombreados en amarillo tienen depósitos de hielo de agua. Crédito: NASA.